Ricardo Monreal Ávila - El Universal
En 1858 estalló la Guerra de Reforma. La semilla que la germinó fue el capricho de los conservadores que buscaban perpetuarse en el poder e impedir que los liberales vertidos en la Constitución recién aprobada se instauraran en México.
Desde el inicio de la guerra hasta su final en 1886, coexistieron en México dos gobiernos: el de los conservadores encabezados por Felix Zuloaga y el de los liberales, presidido por Benito Juárez.
La victoria de los liberales no fue sencilla. Los conservadores contaban con el apoyo de los grupos que ostentaban del poder económico, especialmente el del clero, que concentraba una gran riqueza, al ser una de las instituciones que más se fortaleció después de la independencia.
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