En medio de la condena mundial ante los imperdonables asaltos contra la integridad de más de 2 mil niños y sus familias migrantes y haciendo gala de una crueldad nazi para halagar a su base electoral, separando a infantes de madres y padres, Donald Trump escenificó varios berrinches que merecen atención. Uno luego de la reunión del G-7, donde rechazó el comunicado, con alta agresividad comercial hacia sus socios europeos (que mostraron padecer de patética rusofobia). El otro incidente dedicado a culpar al primer ministro Justin Trudeau, de Canadá, por decir que su país respondería a los aranceles al acero y aluminio de manera equivalente.
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