miércoles, 3 de enero de 2018

PARA EMPEZAR EL FINAL

  • Es el último año en México de un oprobioso sexenio presidencial donde se privilegió la ignorancia funcional y el descarado despilfarro
Jorge F, Hernández - El País 
Antes de que nos inunde el alud de promesas y fatuas esperanzas de los candidotes y candidatos, antes de que nos distraiga algún placebo sensacionalista y antes de que empiece formalmente la tortuosa cuesta de este enero ya dieciocho, sería loable cerrar por un momento los párpados y guardar un minuto de silencio por los cientos de desaparecidos y los más de 100.000 muertos que se suman sin nombres o apellidos en la creciente estadística diaria de las recientes desgracias mexicanas y aprovechar la reflexión para honrar a las miles de mujeres violadas, asesinadas y desaparecidas en las diferentes madejas del horror que nos hemos tatuado con pasmosa cotidianidad. Alarguemos los segundos de ese minuto para que dure por lo menos once meses y así digerir son serenidad y justicia que empezamos en este enero el último año de un oprobioso sexenio presidencial donde se privilegió la ignorancia funcional y el descarado despilfarro: una retahíla de gazapos y liviandades que van desde el despiste ocasional a la errata imperdonable, el petardo del teleprompter y la simulación vergonzante, la ceremonia de pacotilla y la improvisación administrativa, amnesia cívica y geográfica, dislexia y dispepsia, maquillaje y desprecio.

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