Samuel García - El Universal
Los grandes perdedores en esta historia reciente son los ahorradores y los acreditados más pequeños.
Hace unos días acompañé a un joven amigo a una sucursal bancaria. Buscaba ayuda para invertir 200 mil pesos que había ahorrado algunos años con la intención de formar un pequeño patrimonio que le permitiera, en el tiempo, establecer un negocio.
Pero la realidad le estalló en la cara. Y a mi, con el. La jovencita que lo atendió no le ofreció muchas alternativas para sus ahorros: un pagaré a 90 días o un depósito flexible a plazos. En ambos casos las tasas de interés eran ridículas: 2.8% en el pagaré y 2.1% en el depósito flexible a plazo. Las tasas -le advirtió la jovencita de ojos claros- son brutas, ¡hay que descontarle los impuestos!
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