Samuel García - El Universal
La primera riqueza es la salud, decía el escritor y filósofo estadounidense Ralph Waldo Emerson, quizá movido por las frecuentes desgracias que ocurrieron en su familia en razón de graves enfermedades.
A casi dos siglos de que viviera Emerson, a nuestro alrededor seguimos escuchando lo mismo y más aún cuando enfrentarse a una enfermedad pude llegar a costar una verdadera fortuna, particularmente para millones de familias mexicanas que no tienen recursos con que costearlas porque, o no pertenecen a un sistema de salud público, o porque estos no responden a sus necesidades inmediatas.
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