Dulce Olvera - Sin Embargo
A México le espera un panorama turbio para el segundo semestre de este año. La moneda nacional, que se ha depreciado frente al dólar desde enero, seguirá bajo la sombra del nerviosismo por el proceso de la salida del Reino Unido de la Unión Europea y la jornada electoral en Estados Unidos. Esta presión sobre el tipo de cambio hará que la tasa de inflación rebase el objetivo del 3 por ciento –por lo que Banxico elevó la tasa de interés a 4.25 por ciento– y eso se refleje tarde o temprano en un aumento en los precios de ciertos bienes y productos. Todo esto, explicado por Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody’s Analytics, sonaría menos amenazante si el país contara con una política fiscal y monetaria disciplinada que permitiera un crecimiento económico equilibrado.
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