martes, 26 de julio de 2016

RÍO BUSCA EL ESPÍIRITU OLIMPICO

  • A 10 días de los Juegos, la ciudad olímpica se militariza y el descontento se refleja en la destrucción por vándalos de símbolos oficiales

Maria Martín - Río de Janeiro - El País
En lo alto de una pasarela peatonal que atraviesa el que será uno de los trayectos de las delegaciones y los turistas hacia los estadios cuelgan dos enormes lonas conmemorativas de los Juegos Olímpicos de Río. Están rotas. Alguien las ha rasgado con saña, tanta que ni siquiera puede leerse el eslogan de esta edición: “Río, un mundo nuevo”. No es el único ataque: en la playa de Copacabana hay una estructura con los cinco anillos olímpicos que amaneció llena de pintadas, contra la crisis, contra el Gobierno y por mejoras en la educación. Lo que sería un acto de vandalismo de un adolescente antisistema refleja que, a 10 días del inicio de las competiciones, Río de Janeiro no está totalmente cómoda con su papel de anfitrión. Si no fuese por la decoración urbana, como esas lonas, los castillos de arena con los anillos olímpicos que construyen los artistas callejeros en la playa o la presencia ostensiva de militares, ningún visitante diría que la ciudad está en vísperas del mayor evento deportivo del planeta.

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