- Paro, salarios bajos, pensiones públicas menguantes: los jóvenes persiguen su futuro en un mundo desarrollado que generación tras generación reduce su nivel de vida
- El "estancamiento secular"
MIGUEL ÁNGEL GARCÍA VEGA - Madrid - El País
En los años noventa del siglo pasado un semidesconocido profesor de economía llamado Paul Krugman publicó uno de sus primeros libros con el bello y premonitorio título de The Age of Diminished Expectations (La era de las expectativas menguantes). Hoy esa época llama a la puerta y plantea una pregunta que retumba como una amenaza: ¿vivirán los hijos peor que sus padres? Porque la principal promesa de este tiempo era que podrían tenerlo todo. Lo imprescindible y lo banal. Sin embargo la Gran Recesión ha pulverizado esa quimera a medio camino entre la Arcadia y la pesadilla, y miles de jóvenes españoles y europeos sienten que su porvenir amanece bastante más incierto que el de sus progenitores.
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