David Ibarra / El Universal
Uno de los mayores logros --o maleficios-- del paradigma económico
internacional en boga, fue el de haber reinstalado, sin decirlo, junto a
la apertura de mercado, la camisa de fuerza de las rigideces
financieras del patrón oro sobre las políticas nacionales a través de
implantar en casi todas las latitudes el régimen de autonomía de los
bancos centrales.
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