Carlos Alberto Martínez Castillo - El Economista
El año concluye con señales mixtas; por un lado, se aprecian aspectos que presuponen que la economía mexicana podría iniciar su recuperación luego de tres años difíciles, por el otro lado, hay elementos que presuponen indicios de estancamiento que se aparejan con niveles altos de inflación. Al inicio del actual gobierno, el componente vital del crecimiento; la inversión se encontraba en descenso. Si bien la economía creció 2.5% en el último año del sexenio pasado, no existían señales que presumieran un aumento en la inversión. Una vez iniciada la actual administración la economía bajo de 2.5 a 0%; el segundo año, la caída fue de 8.9%, para este año podríamos estar creciendo alrededor de 5.4 por ciento. Estas circunstancias hacen imperativo comenzar ya a crecer para revertir las consecuencias adversas que, naturalmente, conllevan 3 años con dificultades económicas. Cuando se presentan episodios prolongados de niveles bajos de inversión tanto pública como privada, pueden surgir deterioros estructurales en las economías difíciles de revertir. En nuestro caso, este componente representaba 22% en el 2018 al menos 3 puntos por debajo de lo requerido para alcanzar niveles de crecimiento, por ejemplo, de 4% anual, sin embargo, en estos momentos llegamos a 17.8 por ciento. Hasta el momento, los principales elementos que han mantenido en marcha a la economía mexicana son fundamentalmente externos. En efecto, las exportaciones de nuestros productos principalmente a EU y, las remesas, notoriamente representan buena parte de lo que ha venido sosteniendo a nuestra economía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario