- El líder de la izquierda mexicana presentó su renuncia para imponer su estrategia de pactos electorales con la derecha
JAN MARTÍNEZ AHRENS -México - El País
La izquierda mexicana hizo una pirueta sobre el precipicio. Pero no cayó. Harto de las continuas presiones que ejercen las corrientes que controlan el PRD, su presidente, Agustín Basave, presentó su renuncia la noche del lunes. El gesto, procedente de un político sin apenas experiencia en el cuerpo a cuerpo político, fue tomado como la confirmación de un fracaso. Pero en menos de 24 horas demostró su efectividad. Las facciones hicieron un alto en sus peleas y, ante la nueva crisis que se les venía encima en pleno año electoral, decidieron dar el visto bueno a las exigencias de Basave. Este regresó a su puesto y, por el momento, la caída al abismo ha quedado conjurada.
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