viernes, 4 de septiembre de 2015

GRANDES ESPERANZAS

Sergio Ramírez / La Jornada
Todo parece una burda trama de mafiosos de barrio que por torpeza se cuidan poco las espaldas, como que tienen un teléfono al que pueden llamar los interesados en negociar el contrabando de mercancías en las aduanas. Pero no se trata de una banda formada por codiciosos burócratas de segunda, que se meten al bolsillo unos cuantos miles a costas de lo que debería percibir el erario nacional. Son millones de millones los esquilmados en impuestos de importación, al punto de descalabrar las finanzas públicas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario