El 25 de enero el pueblo griego votó por un partido político que ofreció terminar con el absurdo paquete de ajuste pero sin abandonar la unión monetaria. La estrategia de negociación de Syriza con sus socios en Europa y el FMI ha estado basada en la idea de que estos dos objetivos son conciliables. La dureza en las negociaciones, especialmente en Riga, capital de Letonia, ha demostrado que esta estrategia ha llegado a su límite.
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