Guillermo Knochenhauer / El Financiero
Detrás de los sufrimientos de casi 2 millones de damnificados que dejaron Ingrid y Manuel en México durante septiembre, ha aparecido lo de siempre, pero no lo fundamental.
Lo evidente es la impericia en protección civil,
la descoordinación entre gobiernos y la corrupción, todo lo cual
seguramente elevó el número de víctimas y la destrucción material.
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