Carlos Ramírez - El Independiente
Más que el castigo arancelario propiamente dicho, la intención de largo plazo del presidente Donald Trump es la de organizar un rediseño de una etapa del planeta que comenzó a finales de 1989 con la caída de la Unión Soviética y la opción comunista como el triunfo de la historia del capitalismo, pero que derivó en una desarticulación productiva que no pudo cumplir su meta de bienestar social para las mayorías.
A final de 1989 confluyeron tres elementos históricos: la caída del Muro de Berlín que polarizaba el mundo en comunismo-capitalismo como el fin de la historia decretado por Francis Fukuyama, el Consenso de Washington como marco teórico de la globalización de los mercados y el relanzamiento del poderío militar-nuclear de la Casa Blanca de Ronald Reagan.
El planeta una generación posterior –36 años calendario– mostró el deterioro progresivo de la economía, la sociedad y la política que no estaba en el escenario estratégico de Fukuyama: más que una economía liberal social, el capitalismo se orientó a una versión mercantilista del neoliberalismo de mercado dominado por los países más fuertes y las corporaciones de Wall Street.
No hay comentarios:
Publicar un comentario