Isaac Katz - El Economista
El INEGI dio a conocer el viernes pasado la información del PIB durante el cuarto trimestre del año pasado y la noticia, sin sorpresa, es mala: durante el periodo octubre-diciembre la economía se contrajo, respecto al tercer trimestre, en 0.6%. Para todo el año, la economía creció, con cifras ajustadas por estacionalidad, apenas un 1.2%. Con cifras originales, es decir, sin ajustar, el crecimiento anual fue de 1.5%, menos de la mitad del crecimiento registrado en 2023, cuando la economía se expandió en 3.3 por ciento.
Ya con la información para todo el año pasado, tenemos completo el desastre que fue, en términos de crecimiento económico, el periodo presidencial de López (aun cuando el cuarto trimestre del año pasado ya corresponda al gobierno de la presidenta Sheinbaum). Así, para el periodo 2019-2024, el crecimiento acumulado del PIB fue de únicamente 5.2%, por lo que el PIB por habitante disminuyó en 0.5%.
Sin duda, el muy bajo crecimiento económico acumulado durante el gobierno de López, el más bajo desde el gobierno de Miguel de la Madrid, se debió principalmente a cuatro factores. El primero fue la decisión de López de destinar dos billones de pesos a la construcción de cuatro obras de infraestructura con rentabilidad social negativa y destructoras de la riqueza nacional. El segundo fue la decisión de no instrumentar una política fiscal contracíclica durante 2020, lo que profundizó la caída derivada de la pandemia de COVID y limitó la recuperación durante el siguiente año. El tercero fue su decisión de permitir el crecimiento del crimen organizado, validando implícitamente la imposición de tributos privados sobre los agentes económicos, es decir, la extorsión y el cobro de derecho de piso, además de otros ilícitos como narcotráfico y trata de personas.
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