domingo, 23 de febrero de 2025

LO QUE SIGUE

  • Claudia Sheinbaum entendió que la verdadera prosperidad de los mexicanos dejados atrás sólo puede asegurarse con una economía en expansión que sea capaz de generar los millones de empleos dignos que requiere un pueblo mal pagado.

Jorge Zepeda Patterson - Sinembargo.mx

Claudia Sheinbaum, Presidenta de México. Foto: Andrea Murcia, Cuartoscuro

Si el sexenio de López Obrador tuvo el infortunio de padecer una devastadora pandemia, el de Claudia Sheinbaum sufrirá el tsunami que representa Donald Trump. Quién sabe cuál sea peor. Durante la primera 4T la Covid provocó un desplome de 8.4 por ciento en el PIB de 2020, daños estructurales a la economía y condenó al sexenio a un raquítico crecimiento de menos de uno por ciento promedio anual, el más bajo en varias décadas. Y tampoco es que viviéramos en Jauja: en los tres sexenios anteriores (2000 a 2018) el país creció apenas a 2.1 por ciento anual por año en promedio; es decir, un ritmo que apenas supera el estancamiento, considerando que el crecimiento de la población durante esos años era mayor a uno por ciento.

¿Cuánto habría crecido la economía con López Obrador sin el efecto pandemia? Imposible saberlo, pero es probable que hubiera sido muy parecido al que experimentó el país con Fox, Calderón y Peña Nieto, en torno a ese mediocre dos por ciento. Ciertamente con López Obrador hubo un cambio cualitativo en la manera en que ese crecimiento se distribuyó entre la población y las regiones, gracias a la mejoría del poder adquisitivo de los sectores populares y a las inversiones en el sureste. Pero se trata de cambios moderados muy lejanos del vuelco que se propone en favor de las mayorías. Resultó evidente que, mientras no haya una generación de riqueza significativa, es muy poco el pastel a repartir.

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