Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto - Expreso
Cada vez empieza a ser más notorio y evidente el dilema que está enfrentando la presidenta de México, Claudia Sheinbaum. En la medida que avanzan las labores de espionaje del Gobierno de los Estados Unidos en territorio mexicano y cada vez es más directo el mensaje de Trump, diciendo que a "México lo dirigen los cárteles" y ofreciendo ayuda a la doctora para confrontarlos y desarticularlos, se ve a la mandataria mexicana más obligada a definir ya su posición ante la declaración oficial de los grupos del narco como "organizaciones terroristas internacionales".
A la inquilina del Palacio Nacional se le está complicando demasiado decidir si va sumarse a la guerra contra los cárteles de la droga que va a emprender en cualquier momento la Casa Blanca, o si seguirá solapando y manteniendo la fallida estrategia de su antecesor, con sus "abrazos, no balazos", que le siguen impidiendo a la Presidenta dar la orden al Ejército y la Guardia Nacional para enfrentar con todos sus recursos y someter a los empoderados capos mexicanos.
La lógica dice que por el interés superior del país, la jefa del Ejecutivo nacional no tendría que tener dudas de aceptar la ayuda y cooperación que le ofrece Donald Trump, negociando los límites de la intervención estadounidense al respeto de la soberanía nacional, pero con toda la decisión de la Presidenta de utilizar toda la fuerza del Estado Mexicano para unirla a la inteligencia y tecnología armamentística que tiene Estados Unidos para acabar con el reinado de los cárteles que hoy dominan la mayor parte del territorio nacional.
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