viernes, 19 de julio de 2024

LA PROSPERIDAD COMPARTIDA, EL NUEVO MILAGRO MEXICANO

Por Vidal Llerenas Morales - El Economista

Entre 1958 y 1970 el crecimiento anual promedio del país fue de 6.8%, con una tasa de inflación de 2.5 por ciento. En aquellos años, México fue una de las naciones con mejor desempeño económico, en un periodo denominado como el milagro mexicano. Hoy estamos ante la oportunidad de alcanzar un nuevo milagro mexicano, pero con una prosperidad que sea compartida. El crecimiento se ha recuperado, la inflación estabilizado, la moneda es sólida, la deuda controlada, el comercio fortalecido y la inversión creciente. Ahora, a diferencia de los años 60 y 70 del siglo pasado, existe libertad sindical, legislación en favor del trabajador y una política social amplia, no condicionada. Además, la distribución del ingreso ha mejorado y el salario mínimo ha incrementado de manera significativa. La tarea es consolidar un nuevo modelo de desarrollo, iniciado con la 4T, para alcanzar más de una década de crecimiento sostenido, mayor al 4%, con baja inflación y distribución de la riqueza. Eso es posible en el contexto actual, gracias a la estabilidad política y económica alcanzada, así como por fenómenos como la atracción derivada de la tendencia de mover procesos industriales de la región de Asia-Pacífico al área de Norteamérica y las ganancias en productividad que eso implica.

Se trata de un nuevo modelo, que rompe con el neoliberalismo, porque no limita el alcance de la política social y el Estado asume un papel protagónico para promover el desarrollo. Es un modelo democrático, distinto al posrevolucionario, en donde el apoyo popular, manifestado en las urnas, y la legitimidad, se gana por la efectividad de las políticas en el bienestar de la población. Un gran reto es aprovechar la integración comercial con América del Norte para promover el crecimiento y generar empleos de calidad en todo el país, para que sus beneficios se extiendan a más personas y a las regiones del centro y el sur de México. Eso se puede lograr si incrementamos el contenido nacional de las exportaciones, introducimos más tecnología en los procesos, capacitamos a las y los jóvenes en las áreas de mayor demanda y orientamos el desarrollo de industrias de alto valor como la de insumos médicos, la de electromovilidad, tecnologías de la información y microprocesadores, pero también otras como la agroindustria o las industrias creativas.

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