Jorge Zepeda Patterson - Milenio
LUIS M. MORALES
No será fácil. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador deja a Claudia Sheinbaum logros sustanciales en varias materias; cimientos para seguir construyendo, afianzando, mejorando. Pero el tema del dinero no será uno de ellos. Por el contrario, en términos financieros su herencia es una pradera encendida.
Y es que el Presidente recurrió a una estrategia que solo puede usarse una vez: buscó hacer una derrama sustancial en favor de los de abajo sin quitarle a los de arriba, y para financiarlo no acudió a los mecanismos tradicionales con los que un gobierno popular se hace de recursos: no endeudó al país, no echó a andar la maquinita del dinero (lo cual habría provocado inflación), ni introdujo una reforma fiscal para aumentar la recaudación. ¿Qué hizo entonces para financiar los megaproyectos y, sobre todo, la enorme derrama que representan los programas sociales? Esencialmente el gobierno se comió a sí mismo. La 4T aprovechó todos los guardaditos, derroches y excesos, fondos de reserva, gastos y sueldos de burócratas, austeridad draconiana en varios sectores. En una frase, consumió la grasa acumulada a lo largo de décadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario