Por Enrique Campos Suárez - El Economista
La transición más complicada entre sexenios en la Secretaría de Hacienda se dio, sin duda, hace 30 años cuando el gobierno saliente de Carlos Salinas de Gortari dejó la economía prendida de alfileres y el gobierno entrante de Ernesto Zedillo asumió la conducción fiscal con enorme soberbia y se los quitó.
Desde entonces los relevos de los titulares de Hacienda habían sido tranquilos y ordenados, incluso en las alternancias del PRI y el PAN, porque en esa dependencia siempre hubo el acierto de mantener a personajes de la más alta calificación y reconocimiento nacional e internacional en esos menesteres, que además eran funcionarios de carrera.
Incluso, el relevo del priismo a la autollamada Cuarta Transformación fue terso entre dos personajes conocedores de los temas fiscales y de enorme calidad humana, José Antonio González Anaya entregó el despacho de Hacienda a Carlos Urzúa Macías sin mayores contratiempos.
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