Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto - Expreso
Como en el título de la mítica novela de Martín Luis Guzmán, que inspiró la película del director Julio Bracho, que fue censurada y enlatada por 30 años por el viejo régimen priista, las celebraciones del triunfo histórico y contundente de la doctora Claudia Sheinbaum como la primera presidenta electa en la historia democrática de México ocurrieron, inevitablemente, bajo la sombra del caudillo que hoy habita en el Palacio Nacional.
La manera en la que el Presidente salió el domingo por la noche, a celebrar de inmediato la victoria de su candidata y la continuación de su movimiento político en el poder, con una sonrisa de oreja a oreja que ya era muy difícil verle en los últimos meses, no dejó lugar a dudas del papel protagónico y de jefe de campaña real que jugó en estas elecciones el mandatario nacional.
Pero más allá de eso, también fue la señal clara de que, por más que repita constantemente que él no va a influir en el próximo gobierno y que terminando su mandato se irá a refugiar a su rancho en Palenque, la sombra de Andrés Manuel López Obrador seguirá gravitando políticamente por el enorme poder que ejerce y por el papel de caudillo idolatrado que seguirá teniendo en el movimiento que él fundó y que lo sigue viendo como su líder indiscutible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario