Enrique Quintana - El Financiero
Un país que no invierte está condenado al estancamiento prolongado y al retroceso.
Y no exagero al decir que en México estamos corriendo ese riesgo.
Ayer, el INEGI dio a conocer que la inversión bruta fija del mes de mayo retrocedió en 38.4 por ciento respecto al mismo mes de 2019. Se trató del retroceso más fuerte desde agosto de 1995.
El nivel de inversión que se realiza ahora en México es comparable con el de julio de 1997. Es decir, ya retrocedimos 23 años.
Pero, a diferencia de otras variables, su caída no comenzó con la pandemia. Viene desde antes.
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