Luis Rubio - El Siglo de Torreón
Lo normal cuando cambia un gobierno es la continuidad, con los ajustes
naturales de estilo y personalidad.
Cambia el presidente, pero el país sigue su
curso: el nuevo gobierno le imprime sus
formas, preferencias y prioridades, pero
en general preserva la esencia de lo que es
el gobierno y su relación con la sociedad.
En ocasiones, por razones endógenas -como el advenimiento de un gobierno transformador- o exógenas -como la aparición
de factores no predecibles, como una pandemia y sus secuelas económicas y sociales- las circunstancias demandan un rompimiento o lo hacen posible. A veces, los
cambios mejoran el futuro, otros equivalen a darse un tiro en el pie.
La principal apuesta del presidente
López Obrador es que su base, ahora
clientela, se preservará intacta a pesar de
las dolencias económicas y el desempleo,
y que la economía de Estados Unidos será lo suficientemente fuerte como para
generar demanda para las exportaciones
nacionales. Como principal motor de
nuestra economía, las exportaciones son
clave para cualquier conato de recuperación económica, como bien aprendimos
en 2009, cuando la recesión americana
causó casi una depresión en México.
No hay comentarios:
Publicar un comentario