- La pandemia ha acelerado los tics proteccionistas mientras muchas empresas se plantean repatriar sus fábricas para asegurar la cadena de suministros
Oscar Granados - Madrid - El País
Contenedores en el puerto de Bangkok (Tailandia).ATHIT PERAWONGMETHA / REUTERS
En el palmo de una mano puede caber el mundo entero. Gracias a la globalización económica, que cobró fuerza a partir de los años ochenta, hoy en día es posible diseñar dispositivos como un iPhone en EE UU y ensamblarlos en China, con productos procedentes de 200 compañías distribuidas en más de 40 países en los cinco continentes. “Sin duda, el iPhone es un ícono de la globalización, ya que incorpora a múltiples naciones dentro de un único proceso de producción”, comenta Jeremy Green, economista político en la Universidad de Cambridge y autor de Is Globalization Over? (Polity Press, 2019). Este proceso de integración, lleno de luces pero también de sombras, parece sin embargo haber llegado a un punto de inflexión.
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