Carlos Ramírez - Indicador Político
El principal error en la lectura política que tienen los medios mexicanos de las elecciones presidenciales radica en la caracterización de la disputa: la lucha Trump-Biden no representa una lucha entre intereses racistas y valores morales, sino entre dos formas de ejercer el poder imperial para mantener la hegemonía de los EE UU en la nueva configuración de bloques del poder mundial.
Muchos analistas siguen sin entender por qué Trump ganó las elecciones presidenciales del 2016 si representaba el puritanismo del siglo XVII y Hillary decía encarnar la primera posibilidad de que una mujer fuera presidenta del mayor imperio mundial. La realidad fue otra: Trump ofreció el regreso de los EE UU al papel de potencia mundial imperial en economía, finanzas y comercio y Hillary disfrazó su imperialismo detrás de las faldas rasgadas por la infidelidad de Bill Clinton.
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