No necesitamos que el Financial
Times nos ponga a caldo, porque ya tenemos nuestros propios agoreros
patrios. Cuando Goya pintó su duelo a garrotazos reflejaba con gran
expresividad nuestro carácter. La crisis ha dado voz a los catastrofistas; ha
bajado los calzones a más de uno y se le han visto las corrupciones y ha
generado un discurso pesimista sobre el futuro y nuestras posibilidades.
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