Raymundo Riva Palacio - Sonora Presente
En enero, el periódico The New York Post, propiedad de Rupert Murdoch, amigo de Donald Trump, publicó una portada donde mostraba las nuevas fronteras estratégicas que deseaba el entrante presidente, con Canadá como estado 51, la apropiación de Groenlandia, el control sobre el Canal de Panamá, y la colonización simbólica del nombre del Golfo de México. El Post jugueteó, como siempre lo hace con sus titulares y encabezó: “La Doctrina Donroe, la visión de Trump para el hemisferio”. Ahí quedó todo hasta el jueves por la noche, cuando la Casa Blanca publicó la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos.
Fue una redefinición radical de prioridades. Adiós China como la principal amenaza de Estados Unidos. Adiós el Medio Oriente como prioridad. Adiós a los europeos como el pesebre de los mejores aliados. Bienvenida América Latina, de la que dice sin ambages: “Después de años de negligencia, Estados Unidos reafirmará y reforzará la Doctrina Monroe para restaurar la preeminencia norteamericana en el hemisferio occidental”. Es un “corolario” a la Trump a esa doctrina que, 200 años después de haber proclamado “América para los americanos”, la plantea como de “sentido común y potente restauración del poder y las prioridades”, consistente con sus intereses de seguridad.
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