miércoles, 16 de abril de 2025

¿Qué hacer con China?

Arturo Damm  Arnal - La Razón de México

Lo he escrito en más de una ocasión: los aranceles son una salvajada y quien los impone, ya sea ofensivamente, ya defensivamente, es un salvaje, que atenta contra el comercio, la producción, el empleo, el ingreso y, al final de cuentas, contra el bienestar de las personas. Por ello deben prohibirse a nivel constitucional: a ningún producto, por ningún motivo, en ningún porcentaje, se le impondrá aranceles. Ésta es una de las condiciones que debe cumplirse para tener libre comercio, que se da si son los consumidores quienes, comprando o dejando de comprar, sin ninguna intervención del gobierno, determinan la composición (el qué), y el monto (el cuánto), de las importaciones.

A esta propuesta (a ningún producto, por ningún motivo, en ningún porcentaje, se le impondrá aranceles), por lo general se le encuentra una excepción, que casi siempre se relaciona con China. Si importamos productos chinos, que se ofrecen a un precio menor que su costo de producción, lo cual es considerado por muchos como una práctica comercial desleal, ¿no se justifica, de parte del gobierno del país importador, la imposición de un arancel que elimine esa ventaja indebida del producto importado, que ocasiona competencia desleal a los productores nacionales?, ¿No será ésta la excepción que confirme la regla: a ningún producto, por ningún motivo, en ningún porcentaje, se le impondrá aranceles?

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