David Colmenares / Eje Central
Hoy termina 2012 y mañana comienza 2013, renace la esperanza de los
buenos deseos y de los triunfos, la salud y la familia. Por eso hoy
comento un tema de vida, que a muchas familias les podría haber evitado
el dolor de perder a un ser querido a causa de un accidente o de una
imprudencia derivada del exceso de velocidad en las ciudades. Es el caso
de mi familia: hace ya 14 años y medio que mi papá como muchos miles de
ciudadanos más, murió atropellado por un autobús en la Ciudad de
Oaxaca, robándole años de vida y a nosotros a sufrir su presencia en
nuestras vidas. Por cierto en esa ciudad los crímenes de los urbanos son
inmensos y la mayoría impunes.
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