Rolando Cordera Campos / La Jornada
El secretario propone y
don Dinero dispone y, si se descuida, lo regañan. Después del regodeo
banquero, cuyos personeros nos informaron que no la habían pasado tan
bien en años, siguió el discurso presidencial y el de su secretario para
confirmar lo que los señores del crédito y las comisiones reclamaban sotto voce
y hasta airadamente: frente a los malos tiempos que llegaron y no se
irán, sólo quedan sangre, sudor y lágrimas, que no se repartirán con
criterio de equidad y sentido de igualdad, sino conforme a los pesos de
cada quien. Pero sin proporcionalidad alguna; mucho menos progresividad,
como alguna vez ofrecieron.
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