Orlando Delgado Selley / La Jornada
El panorama para 2016
es complicado. Primero, la reducción del precio del petróleo se
mantendrá lo que impactará duramente las finanzas públicas, ya que no se
contará con coberturas que puedan resarcir parte de las pérdidas, como
hemos tenido este año. Segundo, la evolución esperada de las tasas de
interés en Estados Unidos es hacia incrementos a partir del segundo
semestre de este año que se acelerarán en 2016. Tercero, la apreciación
del dólar frente a muchas monedas es altamente posible que se sostenga y
que eventualmente se consoliden nuevas paridades. Consecuentemente, las
finanzas públicas se verán seriamente afectadas.
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