Dos años
y medio después de la tragedia en la central nuclear de Fukushima, más de 90
mil familias de agricultores se enfrentan al rechazo de sus productos, por los
altos índices de radiación. El riesgo de padecer cáncer es el motivo principal
de este problema. No obstante la crisis, el gobierno japonés ha sido incapaz de
generar un estándar que dé certidumbre tanto a los campesinos como a los
consumidores
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