Mari Luz Peinado –México-El País
Todos los años, entre los meses de mayo y octubre, México
vive su temporada de huracanes. Se la llama así a pesar de que muchos de los
ciclones que se forman nunca llegan a convertirse en huracán. Ingrid y Manuel tampoco han necesitado hacerlo - aunque el segundo finalmente sí
que evolucionó hacia un huracán de categoría I - para causar estragos en el
país. Ahora que las lluvias más fuertes ya han pasado, la pregunta empieza a
flotar entre políticos y ciudadanos: ¿cómo es posible que México no esté
preparado para una tragedia de este tipo?
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