Paul Krugman / El País
A principios de este año, Bobby Jindal, el gobernador de
Luisiana, saltó a los titulares al decirles a sus compañeros republicanos que
tenían que dejar de ser el “partido estúpido”. Por desgracia, Jindal no ofrecía
propuestas constructivas sobre el modo de hacerlo. Y durante los meses
siguientes, él mismo dijo e hizo una serie de cosas que no eran, por así
decirlo, especialmente inteligentes.
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