Raymundo Riva Palacio
El
debate sobre la consulta popular para revertir las reformas
constituciones que logran la transformación más radical del sector
energético en su historia, será la última discusión tensa e intensa del
año. Y como tantas polémicas en la arena pública mexicana, está lleno
de inteligencia emocional. Tantos gritos y epítetos cruzados donde se culpan mutuamente de “traidores” y “mentirosos”, de “vende patrias” o “hipócritas”,
esconden la realidad legal en el país: ninguna consulta popular –que es
instrumento de la democracia directa-, está por encima de la
Constitución. Este postulado define el Principio de la Supremacía Constitucional, vigente en México desde 1857, cuando el congreso constituyente promulgó lo que hoy se conoce como las Leyes de Reforma.
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