A más formación, más y mejor empleo. La educación es un ascensor social que no debe detenerse al acabar los estudios
Empezamos a acostumbrarnos a leer y a escuchar a diario informaciones
negativas sobre los jóvenes. Las cifras no son alentadoras: las tasas de
abandono escolar continúan siendo muy elevadas, el paro juvenil supera
el 50% y demasiados jóvenes tienen que dejar el país en busca de
oportunidades. Son datos que responden a una durísima realidad. La
crisis, que ha atacado a gran parte de la sociedad, se ha cebado
especialmente en ellos. Y sin embargo, una de las paradojas de nuestro
tiempo es que ellos, precisamente ellos, tienen que ser —y van a ser—
los principales agentes de la transformación que el mundo necesita y que
ya está experimentando. También en nuestro país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario