Tras seis años de crisis, la sociedad española carece de un proyecto de país. Necesita cambios económicos profundos, una readecuación del modelo de Estado y profundizar en la unión fiscal y social con Europa
España afronta una profunda crisis económico-social en ausencia de un
horizonte esperanzador. Esta falta de un proyecto de país ha sido la
base sobre la que han reemergido las tensiones territoriales, pulsiones
que recorren nuestra historia, pero que solo pasan a la escena central
cuando no hay un objetivo común. Esta orfandad de un horizonte se hace
más dolorosa ante las incertidumbres del proyecto europeo, el anhelo que
había aunado a generaciones previas. Y todo ello, bajo a una crisis de
la política, que dificulta la toma de decisiones. España enfrenta, por
tanto, una crisis poliédrica que no se resolverá automáticamente con la
vuelta al crecimiento, sino cuando los españoles recreemos un nuevo
espacio público compartido en el marco europeo.
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