Paul Krugman / El País
Esta es una historia
de tres minas de dinero. También es una historia de retroceso monetario, de la extraña
resolución de mucha gente en dar marcha atrás a varios siglos de progreso.
La primera mina de
dinero es una mina de verdad: la mina de oro a cielo abierto Porgera, en Papúa
Nueva Guinea, uno de los principales productores del mundo. Su fama es terrible
debido a las vulneraciones de los derechos humanos (violaciones, palizas y
asesinatos por parte del personal de seguridad) y a los daños al medio ambiente
(enormes cantidades de residuos potencialmente tóxicos vertidos en un río
cercano). Pero los precios del oro, si bien están por debajo de su máximo
reciente, aún triplican a los de hace una década, así que hay que seguir
excavando.
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