Dierk Hirschel / El País
Europa se encuentra en la crisis
más grave desde la II Guerra Mundial. Merkel, Barroso y Lagarde han destrozado
nuestro continente a base de austeridad. De París a Madrid, la economía se
contrae. Casi 27 millones de personas están en paro.
Europa meridional se lleva la
peor parte. En España y Grecia, una de cada cuatro personas está en paro. En
Madrid, Sevilla, Roma y Atenas crece una generación perdida. Desde el punto de
vista de la canciller alemana, no hay alternativas a la política de austeridad
y las reformas estructurales, aunque sean dolorosas. Angela Merkel vende la
política de reformas alemana como la poción mágica para Europa. A primera
vista, eso parece razonable. Alemania es el último país sano en el lazareto
europeo. Una economía en crecimiento, bajo nivel de paro, una industria
sumamente competitiva y un presupuesto casi sin deuda hablan por sí solos.
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