José Blanco /I / La Jornada
La dictadura militar
(1976-1983), la impericia de Alfonsín (1983-1989) y las presidencias
corruptas, ineptas y a las órdenes del FMI y de Washington de Carlos
Menem (1989-1999) produjeron desastres innombrables a la economía
argentina, entre otros el torbellino de una inflación cada vez más
enloquecida: en el periodo que abarca la dictadura el promedio anual de
inflación fue de 150 por ciento anual. Pero eso fue juego de niños. La
inflación se hizo totalmente incontrolable en los años 1989-1990, cuando
la hiperinflación galopante que acosaba a la Argentina, hizo que el
promedio anual inflacionario llegara a las nubes con un delirante 3 mil
133.75 por ciento en 1989-1990. Una desenfrenada juerga de especulación
perpetrada por
inversionistaspropios y extraños, incluidos numerosos políticos argentinos.
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