Alejandro Nadal / La Jornada
El día primero de
septiembre de 1983, el vuelo KAL 007 de la línea Korean Air se
encontraba en la última fase de su recorrido de Nueva York a Seúl. Poco
después del despegue de Anchorage, donde había hecho escala, el avión
comenzó a desviarse de la ruta estipulada en el plan de vuelo. En poco
tiempo el Boeing 747, con 269 pasajeros y tripulantes a bordo, se
introdujo en el espacio aéreo de la ex-Unión Soviética y comenzó a
cruzar la península de Kamchatka.
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