Leo Zuckerman / Excélsior
Estudié mi carrera en una institución pública de educación superior.
Salí al extranjero a realizar mis posgrados gracias, en parte, a becas
del Estado mexicano. Fui el secretario general de otra institución
pública de docencia e investigación. Sigo dando clases, de vez en
cuando, en esa misma escuela. No tengo dudas, por tanto, del valor que
tiene la educación pública en un país: la vivo en carne propia. Pero
también veo con mucha preocupación el deterioro de la educación pública
en México. Son muchos los problemas. Pero creo que el principal es el
rentismo. Este concepto se refiere a la capacidad que tienen ciertos
grupos de extraerle a la sociedad rentas que, lejos de generar riqueza
económica, reducen el bienestar social. En el caso de la educación
pública en México tenemos muchos grupos que quieren quedarse con el
dinero de los contribuyentes sin producir resultados educativos.
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