A EEUU, que va
por su tercera edición de estímulo cuantitativo, le preocupa el viraje de la
política monetaria japonesa, que pretende debilitar su moneda para exportar
más.
"La guerra
de divisas ha terminado". Así lo afirmaba esta semana en CNBC Marshall
Gittler, estratega de IronFX. Cierto es que durante la última reunión de los
ministros de Economía y Finanzas del G-20 mantenida la semana pasada en
Washington la devaluación competitiva ocupó un segundo plano en comparación con
el encuentro del pasado mes de febrero. Cierto es que en el comunicado final se
optó por bendecir la polémica política de estímulos instigada por el primer
ministro japonés Shinzo Abe, en busca de reanimar la economía nipona que
recibirá una inyección de liquidez por valor de 1,4 billones de dólares en
menos de dos años.
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