Enrique Quintana / El Financiero
Del plato a la boca se cae la sopa, reza el conocido adagio.
En
México ya tenemos servida “la sopa” de las reformas estructurales; ahora
hay que tener cuidado de que no se nos vaya a caer cuando queramos
llevárnosla a la boca.
Y los riesgos no son pocos. Allí le va una lista de algunos de los que se avizoran.
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