La reforma socava la confianza ciudadana en el modelo de reparto
José Luis Monereo /
Santos M. Ruesga / El País
Si veis volar en círculo un grupo de aves carroñeras, trazad una línea
vertical desde el centro geométrico y en el suelo encontraréis o el
cadáver o el animal moribundo. Leyendo la prensa estos días hemos
trazado esa línea para encontrarnos con la descomposición orgánica
generada por la reforma en curso de nuestro sistema público de
pensiones. El vuelo intenso de compañías aseguradoras y entidades
bancarias a la caza de ahorradores, con ofertas variadas de productos
financieros para colocar el resultado del miedo a la caída de las
pensiones públicas, nos indica la cercanía del sujeto moribundo: la
cuantía de estas.
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