Hubo un tiempo en que la izquierda despreciaba lo
que más adelante consideró una gran conquista proletaria. Lo que un día fue
trampa y embeleco se convirtió en la estación final de una ruta minuciosamente planeada
Félix Ovejero / El País
Según parece, estamos programados para ser hegelianos. Lo
habían dicho los psicólogos y, lo que resulta más fiable, lo han confirmado los
neurólogos: el hábito de hacer de la necesidad virtud forma parte de los
guiones con los que abordamos nuestros tratos con la realidad. El vicio
intelectual de creer que la historia avanza de su mejor lado afecta a cualquier
hijo de vecino, incluidos, desgraciadamente, los analistas de los aconteceres
humanos, empeñados en alimentar relatos en los que se confunden y superponen lo
que sucede y lo que nos gustaría que sucediera.
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