El
Gobierno de Peña Nieto se limita a emitir un comunicado al conocer la
vigilancia a la que fue sometido el expresidente Calderón, una actitud
muy distinta a la de la presidenta brasileña Dilma Rousseff
Juan Diego Quesada -
México-El País
Un nuevo escándalo de espionaje, esta vez el sufrido por el expresidente Felipe Calderón,
le ha estallado esta semana al Gobierno mexicano, que ha vuelto a optar
por un perfil bajo y ha eludido enfrentarse directamente a EE UU. El
ejecutivo de Enrique Peña Nieto se limitó el domingo a emitir un comunicado a través de su cancillería para denunciar la vigilancia a la que sometió la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) a funcionarios mexicanos, según reveló el semanario alemán Der Spiegel.
Las críticas de analistas y senadores por la tibieza del Gobierno no se
han hecho esperar. Ningún miembro del ejecutivo se refirió el lunes a
este asunto, lo que demuestra el perfil bajo que está manteniendo el
país latinoamericano en relación a la trama de espionaje.
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