En sociedades con frágiles mecanismos democráticos, al individuo sin
capital social no le queda más remedio que conectarse a redes de
influencia buscando atajos para superar sus carencias. Y se impone la
corrupción
César García Muñoz / El País
Si según Karl Popper una sociedad abierta se caracteriza por ser “una
asociación de individuos libres que respetan los derechos el uno del
otro dentro del marco de la mutua protección proporcionada por el Estado
y que logra, mediante la toma responsable y racional de decisiones, una
vida más humana y rica para todos”, entonces España ha fracasado
estrepitosamente
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