Las personalidades opuestas de Rousseff y Neves encarnan dos
visiones de una sociedad que se ha polarizado durante la campaña hasta
la caricatura
Antonio Jiménez Barca /
São Paulo / El País
En un pueblo playero cercano de Salvador de Bahía un barrendero negro
que limpia una calle que da a un mar transparente asegura que vota a la
presidenta Dilma Rousseff,
del Partido de los Trabajadores (PT), porque cree que así les va a ir
mejor a sus hijos pobres; un taxista de São Paulo llamado Rodrigo
Ramalho replica que va a apoyar al liberal Aécio Neves porque está harto
de pagar impuestos que le impiden que sus hijos vayan a una escuela
algo mejor; la dueña de un restaurante de medio pelo de Bahía dice que
votará a cualquiera menos al PT porque es la forma de que su negocio,
que vive del turismo, mejore; en la Rocinha, la favela más famosa y
peligrosa de Río de Janeiro, los vecinos que pueden votar lo harán masivamente a Rousseff porque sobreviven gracias a una subvención estatal y no se fían de que Neves la mantenga a pesar de que ha prometido conservarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario